sábado, 16 de agosto de 2025

En 2020 Trump también movilizó el Comando Sur contra Maduro y no logró neutralizarlo


El argumento de aquel entonces era exactamente el mismo de hoy, la lucha contra el narcotráfico y sus redes operadas desde Miraflores. Era el primer mandato de Trump y Juan Guaidó pujaba por sacar al chavismo del poder. Maduro se mantuvo como Presidente, vio salir a Trump de la Casa Blanca y ahora parece repetir la película, o al menos eso parece.


Había llegado el Covid y el mundo estaba en pandemia. Donald Trump detentaba el poder de la Casa Blanca y ya estaba prácticamente en su último año de mandato. 

En Venezuela la polarización era extrema entre un chavismo con todo el poder institucional, a excepción de la Asamblea Nacional y su presidencia, desde donde Juan Guaidó se proclamó como Presidente interino del país tras las elecciones de 2018 en las que Maduro optó por reclamar pese el rechazo casi pleno del concierto internacional.

La Casa Blanca buscaba debilitar a Nicolás Maduro y se activó, por primera vez desde ese epicentro, la narrativa del narcorégimen.

Fue el propio Departamento de Estado quien señaló a Nicolás Maduro y varios agentes de su Gobierno de ser cabeza de una operación internacional para traficar droga a los Estados Unidos y financiar su permanencia en el poder.

El 1 de abril saltaba a los titulares la extensa movilización del Comando Sur en aguas del Mar Caribe.

EEUU mostraba músculo con un despliegue coordinado de destructores clase Arleigh Burke, buques de combate litoral (LCS), cortadores de la Guardia Costera y aeronaves de patrulla marítima y vigilancia (P-8A, MQ-9, AWACS).

El operativo se activaba incluso en el Pacífico oriental.

Roberth O’Brien, asesor de Seguridad Nacional para el momento, advertía que la operación militar tenía como misión principal reducir la entrada de drogas ilegales a EEUU y “reducir el soporte financiero para el narcotráfico que provee al régimen corrupto de Maduro en Venezuela y a otros actores perniciosos de los fondos necesarios para realizar sus actividades malignas”, así lo detalló en rueda de prensa recogida por medios del mundo. 

Mike Pompeo, secretario de Estado en ese primer mandato de Trump, había propuesto horas antes un plan para configurar un gobierno de transición en Venezuela. 

Y hasta Marco Rubio, entonces senador, y hoy Secretario de Estado, advertía en un su timeline de Twitter (X):

"Si yo acabara de ser imputado por narcotráfico, con una recompensa de US$15 millones por mi captura, tener al Comando Sur realizando una operación antidrogas cerca de mi costa con un grupo de destructores, Awacs, una brigada del ejército y agentes de operaciones especiales no sería algo muy tranquilizador", así lo recogió en su momento la BBC de Londres. 

En ese 2020 el mundo gestionaba la pandemia como podía, Trump, en EEUU instauraba una narrativa confusa del Covid, primero negaba el impacto y luego aseguraba que iría a peor, como en efecto sucedió, con un resultado de más de 1 millón 200 mil personas que perecieron en EEUU. 

Pese a la costosa movilización del Comando Sur al Caribe, no hubo ataques directos contra Venezuela, Cuba ni Nicaragua, tres de los países objetivo de la operación militar antinarcóticos. 

El Almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur, descartaba que el despliegue no debía ser asumido como un “preludio de la intervención militar”. Y en efecto así fue.

Nicolás Maduro y su Gobierno lograron surfear las olas de las sanciones internacionales impuestas desde EEUU, la UE y el conjunto de 60 países que le rechazaban como legítimo mandatario venezolano.

Afianzó su poder, estrechó relaciones con China, Rusia, Irán y vio cómo Donald Trump era desalojado de la Casa Blanca por el demócrata Joe Biden a finales de ese mismo año, cuando le mostró de cerca al Comando Sur.

 

Deja vu en el Caribe

La escena guarda estrechas similitudes con el contexto de hoy, 5 años después. Trump está de nuevo en la Casa Blanca, esta vez en el inicio de su segundo mandato, eso sí, y esto es un elemento diferencial.

Pero el argumentario del despliegue del Comando Sur es el mismo: La amenaza para la seguridad nacional que representa el narcotráfico desde América Latina y el desconocimiento de unas elecciones presidenciales recientes en Venezuela, las de 2024 donde el TSJ afín al chavismo terminó proclamando de nuevo a Maduro ante la falta de publicación las actas electorales que exigían gobiernos y otras organizaciones para aclarar los resultados.

Hay, evidentemente algunos matices en el contexto: El Cartel de los Soles ya ha sido calificado por Estados Unidos como una organización narcoterrorista, se ha elevado la recompensa por Nicolás Maduro a 50 millones de dólares, más alta incluso que la ofrecida por el terrorista Osama Bin Laden y no hay COVID, eso sí, el mundo asiste a las imágenes de dos guerras terroríficas entre Rusia y Ucrania e Israel y Hamás, en una Gaza al borde la hambruna, dos frentes en los que ha entrado con fuerza Donald Trump a tratar de mediar y poner fin a la sangría, pero no ha podido avanzar. 

El Comando Sur entra entonces en el ajedrez de una política internacional de presión y abre un nuevo frente luego de que Trump firmara la ya famosa orden que hizo pública el New York Times donde faculta al Ejército de EEUU a actuar en suelo de LATAM para acabar con los cárteles del narco.

El primer objetivo, el más relevante, ha sido declarado y vuelve a ser Nicolás Maduro. A quien la Fiscal General de EEUU Pam Bondi, asegura, en el marco de esta campaña contra el narco, que han decomisado en torno a 700 millones de dólares en propiedades, aviones, vehículos de alta gama y mansiones en República Dominicana y fincas de crías de caballos. 

Esta vez el Comando Sur despliega 4.000 marines y marineros en las aguas que rodean Latinoamérica y el Caribe. Se incluye al Grupo Anfibio Listo para el Combate Iwo Jima (ARG) y a la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines (MEU)

Además de las tropas, el envío contempla el despliegue de un submarino nuclear de ataque, aviones de reconocimiento P8 Poseidon, varios destructores y un crucero guiado por misiles.

El Gobierno venezolano responde desde los micrófonos a “la nueva agresión” y llama a la unidad nacional para enfrentar la segunda amenaza directa de Trump que busca ávido una victoria internacional.

Hay movimientos militares y activan niveles de alerta, pero cualquier enfrentamiento, hasta ahora, es solo narrativo y de amagos.

Los acontecimientos siguen hoy en desarrollo…

Trump tiene solo 8 meses en el poder.

Otros movimientos recientes de Comando Sur en el Caribe

Misión humanitaria “Continuing Promise 2025” (USNS Comfort) — junio–agosto de 2025

  • Qué pasó: El buque hospital USNS Comfort navegó múltiples puertos del Caribe (misión sanitaria y de acercamiento con socios), con equipos médicos, ingenieros y dentales.

  • Por qué: diplomacia naval/HA-DR, fortalecimiento de interoperabilidad civil-militar en la cuenca caribeña.

  • Activo/ámbito: U.S. 4th Fleet/SOUTHCOM; escalas en el Caribe occidental y central.

  • Bajo qué presidencia: Donald Trump.

  • Fuente: dossier oficial de SOUTHCOM (especial “Continuing Promise 2025”). Comando Sur de los Estados Unidos

Operación para reforzar y evacuar personal de la Embajada en Haití (Port-au-Prince) — 10–13 de marzo de 2024

    • Qué pasó: SOUTHCOM ejecutó una operación de asalto aéreo para evacuar personal no esencial y reforzar la seguridad de la embajada; posterior despliegue de un equipo FAST de los Marines.

    • Por qué: oleada de violencia de pandillas y estado de emergencia; riesgo directo a instalaciones diplomáticas.

    • Activo/ámbito: aeronaves de movilidad/rotor y USMC FAST; operación desde y hacia el Caribe.

    • Bajo qué presidencia: Joe Biden.

  • Fuente: comunicados oficiales de SOUTHCOM y cobertura de Reuters y AP del 10–13 mar 2024.

“Continuing Promise 2023” (USNS Burlington, T-EPF-10) — agosto–septiembre de 2023

  • Qué pasó: despliegue del buque de transporte rápido USNS Burlington con paradas en Panamá, Colombia, Trinidad y Tobago y Granada; clínicas médicas, veterinarias, ingeniería ligera y actividades de resiliencia ante desastres.

  • Por qué: asistencia humanitaria/relación con socios y presencia naval sostenida en el arco caribeño.

  • Activo/ámbito: 4th Fleet/SOUTHCOM (misión CP23, 13.ª iteración desde 2007).

  • Bajo qué presidencia: Joe Biden.

  • Fuente: página de SOUTHCOM y notas oficiales de 4th Fleet (agosto–septiembre 2023)

“Continuing Promise 2022” (USNS Comfort) — 19 de octubre–21 de diciembre de 2022

  • Qué pasó: el USNS Comfort recorrió Guatemala, Honduras, Colombia, República Dominicana y Haití, cerrando misión en Jeremie (Haití) el 17 dic 2022.

  • Por qué: asistencia médica y cooperación civil-militar, con fuerte visibilidad naval en el Caribe y litorales vecinos.

  • Activo/ámbito: buque hospital + destacamentos médicos multinacionales; área Caribe.

  • Bajo qué presidencia: Joe Biden.

  • Fuente: páginas oficiales de SOUTHCOM y U.S. Navy con cronología/destinos y cierre de misión (21 dic 2022)

Venezolanos empalman varios trabajos y oficios: Sobrevivir a uno de los peores salarios del mundo

 


El sueldo mínimo ya es menor a un dólar por mes en el país de la revolución y se sitúa entre los peores del mundo a la par de Zambia, Camboya y Sudán. Jóvenes profesionales, recién egresados o trabajadores sin profesión, sobreviven saltando de un trabajo a otro u ofreciendo variedad de servicios a todas horas para poder cubrir gastos básicos.

Unos 600 dólares para tener 61 bienes básicos. Esa es la cifra redonda que necesitaría una familia venezolana de tres integrantes para vivir mes a mes. Así lo confirma el economista e investigador venezolano Oscar Torrealba, miembro del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice).

El gran problema para el venezolano común es llegar a esa cantidad de dinero con un único trabajo u oficio. 

El salario mínimo ha caído a menos de un dólar por mes, el peor de todo el hemisferio de lejos y ahora, con esta nueva depreciación, escala en el ranking de los más precarios de todo el planeta, solo superado por Camboya y Zambia (0,10 USD), e igualando a Sudán (0.95 USD), este último país, por cierto, sumido en una sangrienta guerra desde 2013 con una profunda crisis humanitaria y desplazamientos forzados.

Tan solo en los últimos tres meses más de 165 mil personas han huido del conflicto generando nuevos focos de crisis en países vecinos según Acnur.

Torrealba, entrevistado en el podcast Vueling desde Venezuela, señala que el venezolano ha preferido insertarse en el emprendimiento de subsistencia, muy domésticos la mayoría, para poder cubrir las necesidades básicas de la familia.

“Se trata de una economía completamente distorsionada”, apunta. 

Pero en medio de la catástrofe inflacionaria y la destrucción del poder adquisitivo, Torrealba destaca que es la única forma de encontrar “mayores posibilidades de ingresos”.

Los 130 bolívares del sueldo mínimo decretado y congelado por Nicolás Maduro en marzo de 2022, alcanzan hoy solo para comprar un solo plátano.  

“Así es como pueden los venezolanos conseguir mejores condiciones incluso que trabajos profesionales”. 

Daniel González, un administrativo con grado en la Universidad del Zulia, se ha convertido en community manager para al menos dos empresas pequeñas, una de Maracaibo y otra en San Francisco.

Su acuerdo, que no representa un contrato formal, es en dólares, la moneda en la que realmente se basa la economía venezolana.

Cobra por cada cliente entre 150 y 200 USD dependiendo de las exigencias por mes. “Me da libertad para organizar mi tiempo y poder compaginar con otros oficios que también me generan ingresos de vez en cuando”, afirma. 

Desde Caracas, Jhon, un técnico superior en mecánica, entrevistado por las periodistas Nicole Kolster Adriana Nuñez apunta que trabajó durante más de una década en una transnacional que terminó por cerrar operaciones en el país. 

“Ahora mismo yo hago de todo, trabajo aires acondicionados, plomería y electricidad. La contracción está tan fuerte hay que agarrar lo que sea. Por ejemplo, si sale un trabajo de instalación de un aire acondicionado puedo cobrar hasta 100 dólares si se trata de una instalación sencilla. Imagina que salgan diez trabajos de ese tipo al mes, ya podría ganar 1000 dólares”, agrega el técnico.

En Caracas se activaron protestas por la gravedad de la crisis. 

En la memoria muy reciente están aún las imágenes de venezolanos comiendo de la basura en ciudades de todo el país producto de la descontrolada hiperinflación que superó más del millón y medio porcentual y falta de recursos de las familias entre los años 2018 y 2019.

Y ese fantasma vívido parece estar asomándose de nuevo. 

«Hay un espacio ahorita de represión inaudita que se viene generando contra el pueblo venezolano. Y en esa situación, nosotros queremos rechazar la manera cómo no solamente se reprime al pueblo, a los trabajadores, a los dirigentes sociales, sino a los que protestan», señaló ayer en una manifestación en la capital Eduardo Sánchez, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Organizaciones de trabajadores han salido a las calles a alzar la voz para exigir a Miraflores la revisión urgente de un salario que no llega “ni para un desayuno”.

Pedro Silva, nombre ficticio a petición de la fuente, es un entrenador deportivo de alto nivel, pero ha tenido que abrir un pequeño negocio de alimentación en su casa, en una populosa barriada al norte de Maracaibo, para poder hacer frente a los gastos de transporte, alimentación y vestimenta.

“La educación y el deporte han sido muy maltratados, al igual que la salud. Nos toca reinventarnos para sacar dinero de cualquier sitio”, señala. Silva debe asistir a los entrenamientos con varios jóvenes para mantenerlos nivelados en las competiciones nacionales de la federación, pero señala también que los recursos para asistir a los eventos deportivos, que bien pueden abrir la puerta a deportistas para crecer profesionalmente, también son escasos o inexistentes. 

Cualquier prestación devenida del salario mínimo de los venezolanos, como vacaciones o utilidades o jubilaciones ya no están en el plan directo, han pasado a ser, de momento, una letra muerta sin valor ni efecto alguno.

El Gobierno de Maduro insiste en la fórmula de los bonos para compensar las caídas, pero también estos, que impactan en los pensionados venezolanos, han perdido cualquier capacidad de sustentar a las familias. 

Los pronósticos para finales del año no son alentadores. Luis Bárcenas, economista, ha indicado recientemente que la inflación en bolívares pudiera llegar este año a 280 o 300%, un alza cuatro veces mayor que en 2024, y destacó que la inflación en dólares podría alcanzar entre 18 y 20%. 

“La caída en el consumo puede ser del 5,9 % si se mantienen esas cifras debido a los bajos salarios que percibe gran parte de la población", explicó el economista  en una entrevista con varios medios de comunicación”, dijo el experto.

Carlos Moreno








¿Es Maduro el nuevo objetivo político de Trump para cerrar su gran acuerdo?


Desde que el New York Times hiciera pública la orden de usar las fuerzas militares contra los cárteles de América Latina, se ha desprendido una cascada de titulares y anuncios desde la propia Casa Blanca que colocan a Nicolás Maduro en el centro de una nueva diana.

A Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, los tratos pequeños le saben mal. Les huye, según él, a las pequeñeces. Su filosofía de negocios —y vaya si ha demostrado ser audaz en esa arena— es ir por lo más grande, aquello donde el resto teme entrar.

Es una de las ideas centrales de su libro The Art of the Deal (1987), un texto en el que expone sus estrategias más finas, claro está, sin ventilar sus también refinadas maneras de declararse en bancarrota o de librarse de impuestos por décadas.

Pero una cosa es el pulso de los negocios y otra el de la política mundial.

Trump, en este segundo mandato, apuntó sin temores a los acuerdos más altos antes de llegar a Washington y prometía acabar con la guerra de Rusia contra Ucrania en 24 horas. Puede que pensando en la medalla del Nobel de la Paz, de la que ya algunos hacen mención.

Han pasado siete meses y no ha avanzado un palmo.

Y aunque ya reconoce que el riesgo de hambruna en Gaza es “real”, no parece lograr siquiera bajar el calibre de la ofensiva israelí de su aliado Netanyahu.

Ni la paz entre Ucrania y Rusia, ni mucho menos una Gaza llena de casinos y niños felices como promocionó en el polémico video de IA.

En paralelo desplegó, hacia lo interno, su agresiva campaña de búsqueda y captura de migrantes, deportaciones a El Salvador y otros países, construcción de cárceles como un espectáculo y mostró, en un vaivén desconcertante, el mazo de los aranceles.

Precisamente estas dos últimas estrategias golpearon duro su imagen y popularidad. En una reciente encuesta de la empresa Navigator se precisó que, ahora mismo, un 50% de los estadounidenses desaprueban sus políticas migratorias frente a un 47% que las aprueba.

Y también están los resultados de Gallup, en julio pasado, que son peores aún, con un 62% de rechazo a las medidas contra los migrantes.

Trump pisó el acelerador a fondo, pero más allá del histrionismo del micrófono y de las frases y escenas que captan titulares, no ha logrado cerrar esos “grandes acuerdos”. Y, obviamente, tampoco puede concretar uno de sus objetivos más estratégicos: reducir, al menos en un punto, los tipos de interés que se mantienen entre 4.25 y 4.50 en Estados Unidos.

Está enfrentado de lleno contra la Reserva Federal y su independencia.

Insulta y sugiere que llevar a su presidente, Jerome Powell, a juicio podría desenredar este núcleo que acelera o ralentiza la economía más grande del mundo.

 

¿Y cómo entra Maduro en esta historia?

Nicolás Maduro y su gobierno lucen ahora como un “comodín” político para Trump, un objetivo que puede disimular el fracaso que, hasta ahora, ha tenido en los frentes ya mencionados: Ucrania y Rusia, Israel y Gaza, migración y la Fed.

Requiere de una victoria para su imagen y, entonces, se activa la maquinaria de Washington para, en primer lugar, subir la recompensa por Maduro a 50 millones de dólares y declararlo como líder del Cártel de los Soles.

Una medida meramente propagandística, puesto que Estados Unidos sabe perfectamente dónde ubicar al mandatario venezolano, que se ha convertido en la recompensa más grande ofrecida por ese país, incluso por encima de Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda y cerebro del atentado a las Torres Gemelas.

Hace apenas unas horas, la Fiscal General Pam Bondi confirmaba algo de este enfoque en entrevista con Fox News al mencionar: “La misión es hacer a América segura de nuevo” (The mission is Make America Safe Again), una frase de campaña a todas luces.

Jesús Martínez, periodista y analista político venezolano con experiencia en relaciones internacionales, está convencido de que no solo se trata de una estrategia política, sino de una intención sólida.

“Trump tiene una lista de prioridades y Venezuela está en ella. Y no creo que estemos aún ante un fracaso en su política migratoria, ni en el término de la guerra en Ucrania, ni tampoco en su control sobre Israel. Creo que las acciones contra el Gobierno de Venezuela no son una consecuencia de esos otros escenarios”, dice Martínez.

Para el analista, incluso si se hubiesen controlado esos frentes de guerra al día de hoy, el caso de Venezuela iba a llegar de igual forma a la mesa de decisiones de Trump.

Martínez está convencido de que la orden firmada por el presidente de Estados Unidos, que da licencia al ejército para atacar a cárteles del narcotráfico en América Latina, sí representa un hito.

“Ahora, que se vaya a concretar en una intervención en otro país es muy prematuro asegurarlo, pero sí creemos que se está preparando el terreno y le están diciendo a Maduro que están listos para accionar. Es importante reconocer que estas medidas siempre tendrán un permiso de terceros y del derecho internacional”.

¿Pero acaso no podría ser otra maniobra de distracción de Trump?

Martínez no cree que una orden de ese calibre tenga esa intención.

“La política internacional de Trump ha sido un quebradero de cabeza que ha sorprendido a todos los analistas haciendo cosas que no se sospechaban, desde la guerra comercial hasta los ataques preventivos a Irán. Venezuela ha estado siempre en la agenda, sobre todo en la del senador Marco Rubio. Y Trump es consciente del beneficio económico para Estados Unidos que puede traer un cambio de gobierno en nuestro país. Pero no descarta cualquier negociación con Maduro, como ya se ha demostrado también con el levantamiento de sanciones y otras medidas como licencias a Chevron”, apunta.


Trump explotará la fragilidad de Maduro cuando y como le convenga

Para Norberto Olivar, escritor y politólogo, la presión que imprime Trump contra Maduro al declalarlo como líder de una organización narcoterrorista es real, y podría ser explotada en el momento y los términos que el mismo Trump decida:

“La presión progresiva que viene ejerciendo Trump desde declarar terrorista al Cartel de Soles, lo cual permitiría cualquier acción militar contra el régimen, el aumento de la recompensa, y las declaraciones de Rubio y de la Fiscal parecen colocar al PSUV y a Maduro en una posición muy frágil, pero no muy clara en cuanto a lo que realmente haría EEUU. Esa posición de fragilidad aparente podría ser explotada por Trump de acuerdo a sus intereses del momento y negociarlo con quien le convenga. No creo que se trate de un objetivo real”, sugiere Olivar.


Pero además advierte, que, pese a todo el contexto que vuelve a emerger con la orden al ejército, no ve posible un ataque militar de EEUU en Venezuela.

“Trump enfrenta problemas domésticos que, imagino, busca tapar desviando la atención a otros asuntos. Venezuela representa un tema complejo: drogas, migración y dominio geopolítico de lo que históricamente fue su zona de influencia”, agrega el analista. 

Y sí, hay antecedentes claros de que Venezuela puede figurar entre las prioridades de Trump, incluso desde su primer mandato. No obstante, las medidas político-económicas que han implementado para debilitarlo poco efecto han tenido. No pudieron, ni siquiera tras la fragilidad política y social que siguió a las elecciones del 28 de julio de 2024.

Esta vez entra en la ecuación la fuerza militar. Y no ya el argumento del régimen criminal que aplasta los derechos humanos, sino la etiqueta de narcorégimen. La narrativa ha cambiado y se está ajustando a la nueva campaña desde Washington. Se habla de decomisos, sin ofrecer muchos detalles, por unos 700 millones de dólares en bienes, joyas, aviones y más, que serían propiedad de Maduro. Pero la noticia, aunque viral, deja hambre de detalles no revelados aún. 

Con toda la trama armada, ¿Trump será capaz de cerrar su gran trato con Venezuela o negociará con algo que ya ha calificado como cártel?

Los días lo irán contando.


Carlos Moreno




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